“Turismo celestial”: la gran mentira detrás de las historias de la vida después de la muerte
Todos hemos leído con
estupor esos relatos: el túnel, la luz, la sensación de bienestar y paz, el
encuentro con familiares muertos, con ángeles, las visiones de lugares
maravillosos llenos de luz y color. El encuentro con nuestro Creador. La
evidencia contundente de que morir no es el fin, de que tiene que existir algo más
allá. ¿Pero son verdaderas estas historias? No hay duda de que estas
experiencias son percibidas vívidamente por quienes han estado cerca de la
muerte. ¿Pero son evidencia del más allá, o podrían tener una explicación científica?
Por primera vez, la
ciencia esta abordando este tema metódicamente y ya existe una abundante
literatura científica al respecto. Los resultados, por ahora, son
sorprendentes. Y me temo que decepcionantes para muchos creyentes y religiosos.
Primera conclusión. Existe un área especifica
del cerebro que, al ser estimulada experimental o patológicamente, genera las
mismas sensaciones percibidas por los que mueren y retornan del “más allá”. Y
existen razones para que esto ocurra. El área en cuestión se llama giro angular
o área 39 de Brodmann, localizada en el punto donde convergen los lóbulos
temporal, parietal y occipital. Ubique la esquina superior de su oreja derecha
o izquierda y suba unos 3 centímetros en la dirección del eje mayor de la oreja.
Por ahí más o menos, en su corteza cerebral, se ubica el giro angular, a ambos
lados.
La estimulación
eléctrica, o patológica por epilepsia, de esta área cerebral reproduce las
mismas sensaciones de los que han muerto y “retornado”.
Un equipo de tres
neurólogos dirigido por el Dr. Olaf Blanke de la Universidad de Ginebra, Suiza,
describió en el año 2002 lo que sintió una mujer de 43 años cuando estimularon
su giro angular derecho mediante electrodos subdurales (en contacto directo con
la corteza cerebral). Este relato fue publicado en la revista Nature, una de las más prestigiosas del
mundo (1). “Me veo a mi misma acostada en
la cama, desde arriba, pero solo veo mis piernas y el tronco inferior.” Otras
dos estimulaciones indujeron la misma sensación, la de “flotar” dos metros por
encima de la cama, cerca del techo.
Examinemos ahora algunos relatos de
personas con epilepsia; es decir, descargas descontroladas y anormales en el
cerebro. Estos relatos fueron recopilados por especialistas vinculados a una
prestigiosa universidad norteamericana y aparecen publicados en un artículo
científico sometido a escrutinio antes de su publicación (2). Primer relato: una
estudiante de doctorado de 28 años relata que durante los ataques abandona su
cuerpo, siente que flota sobre el y que puede ver su propio cuerpo y el entorno
desde “arriba”; literalmente, su mente se separa del cuerpo. Dice que si
alguien roza su cuerpo durante el ataque, la sensación instantáneamente la
“devuelve” al cuerpo. Segundo relato: paciente epiléptico de 43 años, quien dice
haber “salido del cuerpo” durante dos ataques. La primera vez definitivamente
abandono su cuerpo y flotó, y se encontró con muchas personas que había
conocido en su niñez, en otra ciudad. Tuvo una experiencia profundamente
hermosa, cuando alguien que conoció en el pasado se presentó “en forma de ángel” para revelarle a
quien seria su futura esposa. Durante el segundo episodio, también abandono su
cuerpo y voló, pero no se encontró con nadie. Experimentó hermosas sensaciones
de “paz, amor y unidad, la sensación de
que todo esta interconectado”. Tercer relato: paciente epiléptica de 30
años quien reportó 2-3 experiencias de abandonar su cuerpo, cuando “volaba” sin
peso y podía ver su propio cuerpo inerte debajo, y podía ver y oír a otras
personas. Cuarto relato: paciente epiléptica de 30 años quien dijo haber
experimentado la sensación una vez, elevándose 5-10 pies encima de su cuerpo,
al que podía ver debajo, doblado sobre si, y que vio cuando su hermana corrió a
auxiliarla (2).
Estos relatos indican que
la estimulación patológica de áreas específicas del cerebro, muy probablemente alrededor
del giro angular, puede “hacernos sentir” lo que perciben las personas que han
sido declaradas muertas pero que logran revivir. Algo similar ocurre cuando hay
deficiente oxigenación cerebral. Los pilotos de combate sometidos a fuerzas
gravitacionales extremas experimentan una visión “en túnel” cuando la sangre es
empujada fuera del cerebro, hacia las piernas. El sincope es una perdida de la
conciencia debida a una abrupta reducción en la irrigación del cerebro con
sangre oxigenada, y cerca de un 15% de las personas con sincope experimentan
sensaciones “cercanas a la muerte” (3). Hay un relato de un piloto de combate que
excedió las fuerzas G recomendadas durante un giro abrupto, perdió la
conciencia brevemente y súbitamente se vio a si mismo volando el jet desde afuera
de la cabina (3). En 1994 un neurólogo alemán, T. Lampert, indujo la pérdida experimental
de la conciencia en 42 voluntarios jóvenes mediante hipoxia transitoria, y les
pregunto qué habían sentido durante los 12 segundos que duro el sincope en
promedio (4). El 60% describieron alucinaciones visuales y auditivas. Al
comparar esos relatos con los descritos por Raymond Moody, el autor del
bestseller Vida Después de la Vida, se
halló que no había diferencias, pues aparecían la visión del túnel, otros seres
y la experiencia de abandonar el cuerpo (3).
¿Por qué puede ocurrir
esto? El cerebro es como un computador: existen áreas especializadas en el procesamiento
de sensaciones táctiles (lóbulo parietal), visuales (lóbulo occipital) y
auditivas (lóbulo temporal). Las partes más alejadas del giro angular, del área
39 de Brodmann, se encargan del procesamiento primario, el más básico, por
ejemplo cuando reconocemos una raya o un circulo, o escuchamos un tono. Pero el área 39 se localiza en el punto donde
“convergen” los lóbulos temporal, parietal y occipital, y participa de una función
mucho más compleja, la de integrar e interpretar toda esa información táctil,
visual y auditiva en un todo. Es un poco como los carros que pueden manejarse
solos. Estos cuentan con múltiples sensores para detectar el entorno y la
posición del carro en todo momento con relación al entorno, tales como cámaras
de visión estereoscópica, acelerómetros, giroscopios, GPS, y pulsos laser para
medir las distancias. Una parte de la computadora se encarga del procesamiento
primario de la información, el más básico. Pero en otra parte convergen todos esos
datos, y mediante complejos algoritmos Bayesianos de localización y mapeo
simultaneo, lo integra todo: ¿dónde estoy como carro con relación a todo lo que
me rodea? ¿Cómo me veo desde una perspectiva espacial tridimensional? Estas son
algunas de las cosas que hace el área 39. Es posible que exista un grupo de
neuronas ahí especializadas en codificar la posición y el aspecto de nuestro
cuerpo desde una perspectiva tridimensional remota, quizás para predecir
posibles peligros, y su falta de oxigenación o despolarización descontrolada
podría producir la sensación de flotar y ver nuestro cuerpo desde arriba.
Otro aspecto que debe
considerarse es el de si las creencias religiosas de una persona influyen en lo
que “ve” durante una experiencia cercana a la muerte. La religión católica, por
ejemplo, puede argumentar que los frecuentes testimonios de visiones de
Jesucristo o el arcángel San Gabriel son evidencia de que lo que enseña es
verdad. ¿Pero qué pasaría con un creyente hinduista? ¿Vería lo mismo, o más
bien algo relacionado con sus creencias? Si las visiones después de la muerte
son influidas por las creencias del paciente, indicarían que no son visiones
del más allá, sino alucinaciones alimentadas por construcciones culturales. Analicemos
el caso de una mujer hindú de 30 años que sufrió un severo golpe a la cabeza y
que ingresó al servicio de urgencias en coma profundo (E1 V1 M2 en la escala de
Glascow). Fue operada por un hematoma subdural agudo y permaneció dos meses
inconsciente. Al despertar relató que flotó en una luz brillante, luego fue al
“cielo” y vio un panteón de dioses
con “jerarquía”. Estaba la trinidad
de Brahma, Visnú y Shiva, pero incluso ellos pertenecían a
una jerarquía menor a la de “Om”, la
aparición luminosa (5).
Finalmente, es importante
estar alerta ante la posibilidad de relatos falsos, de que algunas personas
“adornen” o inventen sus historias para ganar atención, dinero o fama. Se
conoce el caso del niño Alex Malarkey, protagonista del libro “El Niño que Volvió del Cielo”,
promocionado por la editorial como un “encuentro
sobrenatural que la dará nuevos discernimientos sobre el cielo, los ángeles y
escuchar la voz de Dios”. Posteriormente el niño admitió que todo era una
mentira: “Yo no morí. Yo no fui al cielo.
Yo dije que había ido al cielo porque pensé que ganaría atención”(6). La fascinación de las personas con
este tema ha generado una lucrativa industria editorial conocida como “turismo celestial”, que recuerda los
relatos de navegantes y aventureros del siglo XVI, con descripciones detalladas
de sirenas, bestiario marino, peje-unicornios y hombres con cola de animal, visiones
que eran más reflejos de las supersticiones inconscientes del narrador que
eventos reales.
Referencias
11. Blanke, O.,
Ortigue, S., Landis, T., Seeck, M. (2002). Stimulating own-body perceptions. Nature, 419: 269 – 270.
22. Greyson B., Fountain N. B., Derr L. L., Broshek D. K.
(2014). Out-of-body experiences associated with seizures. Front. Hum. Neurosci. 8: 1-11.
10.3389/fnhum.2014.00065
33. NourFoundation.
“Can Science Verify Near-Death Experiences?” YouTube, YouTube, 30 Dic. 2013, www.youtube.com/watch?v=33uVScqAhc4.
44. Lempert T, Bauer
M, Schmidt D. Syncope: A videometric analysis of 56 episodes of transient
cerebral hypoxia. (1994). Ann Neurol. 36:233–7. doi: 10.1002/ana.410360217
55. Purkayastha M,
Mukherjee KK. Three cases of near death experience: Is it physiology, physics
or philosophy? (2012). Annals of Neurosciences.19:104-106.
doi:10.5214/ans.0972.7531.190303
66. Chappell, B. (2015, January 16). Boy Says He Didn't Go
To Heaven; Publisher Says It Will Pull Book. Descargado
el 18 de Marzo del 2018, desde https://www.npr.org/sections/thetwo-way/2015/01/15/377589757/boy-says-he-didn-t-go-to-heaven-publisher-says-it-will-pull-book
Comments
Post a Comment